En el siglo XVI, las jabonerías de Sevilla se concentraron especialmente en la zona de Triana que se encontraba al norte del Puente de Barcas. Contaban con embarcadero propio y elaboraban la sosa de barril a partir de cenizas de plantas que crecen en las marismas del Guadalquivir como la sapina. El área donde se ubican las jabonerías estaba a su vez bien conectada con la región del Aljarafe, de donde se obtenía otro de los ingredientes básicos en la elaboración del jabón, el aceite de oliva. Famosos ya desde época andalusí, los extensos olivares del Aljarafe sevillano destacaron por la producción de ese aceite de oliva que distinguió al "jabón de Castilla", exportado incluso a Flandes y a los territorios americanos.
Por el Postigo del Aceite, junto a las Atarazanas, entraría a la ciudad el producto que da nombra a esta puerta. La expedición de Magallanes tuvo a bien de aprovisionarse de este ingrediente esencial de la dieta mediterránea: nada menos que 475 arrobas de aceite, casi unos 5.500 litros repartidos en los 5 barcos. Ilustraciones: Artefacto/ Arturo Redondo